08 diciembre 2009

Treinta euros a la una, treinta euros a las dos,...

Últimamente, mi hija pequeña está mosqueantemente aduladora. Me repite demasiado a menudo frases como "Papá, tú sí que vales", "Eres el mejor padre del mundo", "A cuántos niños les gustaría tener un padre como tú",... y regalos para los oídos del mismo estilo.
Un servidor, que tiene su corazoncito, se deja adular e incluso, por qué no, corregirla ligeramente diciéndole que no es que uno valga mucho, es que lo vale todo. Ya sabes, la caridad empieza por uno mismo.
A pesar de todo, estoy un poco mosca. ¿A qué viene tanto peloteo repentino? No noto yo que haya cambiado mi comportamiento. Al fin y al cabo, sigo siendo el mismo pringado que baja a la despensa a buscar zumos cuando se acaban, aunque tras habérnoslo jugado a ver quién saca la carta más alta, yo haya obtenido un meritorio As (debes saber que en mi hogar, dulce hogar, un As vale más que cualquier otra carta si y sólo si, dicha carta no me toca a mí, puesto que en este caso, el As es degradado a un mísero uno).
Total, que pensando, pensando, creo ya he dado con la solución. En estos momentos, sospecho que tanto interés en ensalzar mi cotización tiene que ver con esta noticia:


Jo, mira que si me subasta. Porque yo me pregunto ¿a cuánto está el kilo de Tanhäuser hoy en día? Vale que la Navidad se acerca y que todos sabemos que eso supone un incremento de los precios de los cárnicos, pero es que yo... a mis años... ya voy a la baja (esto último es un chiste desternillante, ¿eh? no te vayas a creer lo que no es).

La verdad es que estoy preocupado. No ya porque me pueda vender, que también, sino por el hecho de que no ajuste el precio correctamente y me convierta en una simple ganga. Conociéndola, es capaz de incluir en el lote, además de un padre extraordinario, unas zapatillas de Hello Kitty que se le han quedado pequeñas y para las cien primeras pujas, un dibujo del gato Felix que, todo hay que decirlo, le sale de narices a mi "ñiñña".
Así que ya sabes, si algún día ves mi foto en eBay, ni se te ocurra pujar por mí y si lo haces, espérate a Febrero. Con lo bicho que es mi hija, es capaz de venderme en Enero, de rebajas, y ya sólo le faltaba eso a mi maltrecha autoestima.

 

Sample text

Sample Text

Sample text

 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...