Acabo de volver de Sevilla. Han sido unos días intensos y muy agradables, pero es momento de ordenar papeles, apuntes, contactos, experiencias,... Me gusta hacerlo siempre que regreso de un evento así.
No obstante, resulta que esta vez, lo que más me ha impresionado no ha sido el cursillo que impartió el que podría ser un premio Nobel, ni la conferencia magnífica de aquel profesor de Noruega, ni las discusiones de trabajo con aquellos amigos que hacía tanto tiempo que no veía, ni el calor de esa ciudad de ensueño, ni siquiera el haber conocido en persona a la nieta de Fidel Castro. Qué va. Me llevo de allí la historia que me contó un buen colega de Madrid.
Él tenía un conocido que era panadero. Un buen hombre, trabajador y padre de familia que, por culpa de ese trabajo, sometió a sus pulmones a un castigo demasiado elevado. Tanto fue así que contrajo una fibrosis pulmonar que le condenó a una muerte segura e inminente. Curiosa paradoja. El pan que nos da la vida a nosotros se la quitó a él.
Quiso el destino que una noche acabase en un hospital de Leganés de nombre Severo Ochoa y, sino caprichoso, quiso también que lo hiciese en plena irracionalidad de las autoridades sanitarias de la Comunidad de Madrid. Después de la vergonzosa y fascista caza de brujas que se vivió en ese hospital, ningún médico se atrevió a administrarle la sedación que hiciese digna su agonía. Las amenazas eran demasiado fuertes.
Aquel ser humano fue obligado a ahogarse en su propia tos durante horas y horas, se le sometió a la tortura de acercarse al final de su vida atravesado sin piedad por un dolor insoportable en el pecho y todo ello, ante la desesperación rabiosa de las personas que le querían. Aquel hombre murió y dejó tras de él, las lágrimas y el sentimiento de culpa en unos hijos y en una mujer que, cuando la agonía era insoportable, desearon con fuerza su muerte, para que el sufrimiento de aquel buen hombre, de aquel trabajador, de aquel padre, cesase de una vez y le permitiera descansar en paz.
A los médicos expedientados en su día, la justicia les devuelve el honor. Qué menos para unos profesionales vilipendiados por haber entendido que cuando no pueden curar, es su deber aliviar el dolor. El peso de la verdad gravitará para siempre sobre la desvergüenza de aquel miserable, infame y embustero Consejero de Sanidad y cómo no, sobre la Presidenta que le apoyó, pero ¿quién le devolverá la paz a esa esposa y a esos hijos? ¿Cuándo se perdonarán el haber deseado la muerte de su padre, de su marido? y... lo que es peor ¿cómo le restituiremos a aquel hombre, el elemental derecho a morir en paz?
Malditos sean.
No obstante, resulta que esta vez, lo que más me ha impresionado no ha sido el cursillo que impartió el que podría ser un premio Nobel, ni la conferencia magnífica de aquel profesor de Noruega, ni las discusiones de trabajo con aquellos amigos que hacía tanto tiempo que no veía, ni el calor de esa ciudad de ensueño, ni siquiera el haber conocido en persona a la nieta de Fidel Castro. Qué va. Me llevo de allí la historia que me contó un buen colega de Madrid.
Él tenía un conocido que era panadero. Un buen hombre, trabajador y padre de familia que, por culpa de ese trabajo, sometió a sus pulmones a un castigo demasiado elevado. Tanto fue así que contrajo una fibrosis pulmonar que le condenó a una muerte segura e inminente. Curiosa paradoja. El pan que nos da la vida a nosotros se la quitó a él.
Quiso el destino que una noche acabase en un hospital de Leganés de nombre Severo Ochoa y, sino caprichoso, quiso también que lo hiciese en plena irracionalidad de las autoridades sanitarias de la Comunidad de Madrid. Después de la vergonzosa y fascista caza de brujas que se vivió en ese hospital, ningún médico se atrevió a administrarle la sedación que hiciese digna su agonía. Las amenazas eran demasiado fuertes.
Aquel ser humano fue obligado a ahogarse en su propia tos durante horas y horas, se le sometió a la tortura de acercarse al final de su vida atravesado sin piedad por un dolor insoportable en el pecho y todo ello, ante la desesperación rabiosa de las personas que le querían. Aquel hombre murió y dejó tras de él, las lágrimas y el sentimiento de culpa en unos hijos y en una mujer que, cuando la agonía era insoportable, desearon con fuerza su muerte, para que el sufrimiento de aquel buen hombre, de aquel trabajador, de aquel padre, cesase de una vez y le permitiera descansar en paz.
A los médicos expedientados en su día, la justicia les devuelve el honor. Qué menos para unos profesionales vilipendiados por haber entendido que cuando no pueden curar, es su deber aliviar el dolor. El peso de la verdad gravitará para siempre sobre la desvergüenza de aquel miserable, infame y embustero Consejero de Sanidad y cómo no, sobre la Presidenta que le apoyó, pero ¿quién le devolverá la paz a esa esposa y a esos hijos? ¿Cuándo se perdonarán el haber deseado la muerte de su padre, de su marido? y... lo que es peor ¿cómo le restituiremos a aquel hombre, el elemental derecho a morir en paz?
Malditos sean.
28 amigos lo mejoraron:
Nunca comprenderé cierta moralidad que defiende la vida a cualquier precio, sin respeto, sin dignidad, sin capacidad para elegir nuestro derecho a ser libres hasta el fin.
Calidad de vida, no sólo cantidad.
Besos ilusos Tan.
Qué verguenza, pero qué verguenza.
En que demonios se apoyarán estas personas, para impedir una muerte digna.
Algo parecido le pasó a una amiga, hace más de 20 años, cuando se moría por un cáncer que se le desparramaba de la boca al cerebro.
El servicio, no quería aplicarle morfina.
No sé si se trata de sádicos encubiertos, o meros imbéciles.
Todos deseamos la muerte de los familiares que sufren más allá de lo soportable, Tanhäuser, es humano y universal. ¿Acaso es mejor desearle una agonía insoportable?
Malditos por siempre Tan. A mi madre tampoco le administraron la sedación y su muerte fue difícil. Yo deseé su muerte, por ella y por nosotros. Nunca podré perdonarlos.
Es horroroso, pero también es horroroso para aquellos otros que entraron vivos y les sedaron sin seguir un protocolo previo.
En este tema hay algo que se salta por alto: la sentencia lo que dice realmente es que "el análisis de las historias clínicas realizadas no permiten admitir o descartar mala praxis, y por lo tanto no se puede llevar a cabo acusación tan grave". En una sentencia no es lo mismo decir "es inocente" a decir "no es culpable".
Datos objetivos de la cuestión es que para la sedación paliativa a enfermos terminales hace falta consentimiento familiar y de 151 historias revisadas del Severo Ochoa, en 57 no consta esta autorización. En 169 historias analizadas hubo 73 sedaciones inadecuadas o no aconsejadas y 4 contraindicadas. El servicio de urgencias de ese hospital dio la tasa más alta de muertes de todos los hospitales del resto de España bajando un 50% desde que cesaron al Doctor Luis Montes. El mismo Colegio Oficial de Madrid, el 2 de Junio confirmó la existencia en el hospital de mala praxis.
Los datos cantan aunque no se pueda probar nada, entre otros motivos por el hermetismo que se da siempre entre los médicos. En el caso que te cuenta tu compañero vuelven a ser los médicos quienes "no se atreven" a realizar su trabajo, cosa que me parece imperdonable,pero ahí no tienen culpa los políticos.
Es lo que pienso, perdona por la extensión.
Tan, por circunstacias del destino, he tenido que pasar en tres años,...dos muertes de personas que yo amaba profundamente; ambas, murieron en mis brazos, ambas necesitaron cuidados paliativos; sólo mi tía, tuvo una muerte digna; mi tío, que murió en el Hospital de Alcorcón ( donde yo vivo) tuvo una muerte agónica a causa de que la doctora que había de guardia tenía otras cosas que hacer ( ¿qué cosas serían para ser más importantes que ayudar a bien morir a un semjante?), cuando yo había solicitado lo que se llama "la bomba" para que quedara sedado y no sufriera...mi tío, murió mirándome a los ojos y ahogándose. ¿Sabes?...yo...siento un dolor tremendo, lacerante ...
En estos momentos, mi mejor amigo, está en sus últimos días...debido a una metástasis que tiene, gracias a Dios tenemos a Bruno que es cirujano de pulmón y corazón y, por el tremendo cariño que nos profesa, estos últimos meses ha dejado de trabajar para ayudarme a cuidarle (te contaría por qué estoy cuidándole yo...pero es muy largo y...bueno...tampoco creo que sea el sitio para contártelo), está teniendo unos días tranquilo...sin dolores,...sin ahogos...¡¡¡todo es muy diferente amigo mío....todo!!!.
Pufff!!!!....te he metido un rollo tremendo, pero es que me ha llegado muy hondo...¡¡mucho!!...lo de hoy...en fin, no quisiera haber puesto un sabor triste a tu rincón; por eso...déjame que te deje una pequeña estrofa:
En esta hora silente, donde la luna presidencial y casta...
penetra a hurtadillas en el candor de las casas,
no es sólo mis palabras lo que quiero dejarte.
Son sentimientos que navegan en mi alma,...que son parte de mi vida:
mis pesares, mis brisas de alegría, mis búsquedas, mis cuencos de sombras,...
Buenas noches
Leí la noticia en El País hace unos días. Por mucho que intento escogerlas no encuentro las palabras para expresar lo que siento por esa gentuza que pretenden decidir sobre la vida y la muerte de los demás y que se sienten con autoridad moral para hacerlo. Aunque en este caso creo que fue todavía peor porque imperaron otros motivos que hacen aún mas horrible si cabe todo este tema. Veríamos que pasaba si se encontraran ellos en situación de pedir a gritos la sedación.
Bienvenido a casa, Tanhauser, aunque sea con esta triste historia que pone los pelos de punta. La gente tiene derecho a morir dignamente, con el menor sufrimiento posible. Parece mentira que se le pueda negar a alguien un poco de ternura en el morir por miedo o, peor aún, por necedad. No he tenido experiencias así, pero no querría verme en una de ellas, así no. Un beso.
La noticia es una más de la que hacen que a los que vivamos en Madrid se nos revuelvan las tripas. Pero de esa tipeja...la señora presidenta...no se puede esperar mucho más. El honor es algo que no se quita por suerte pero es cierto que los profesionales que han sufrido eso se merecen una disculpa pública y todavía no la han tenido. Una vergüenza. Y lo peor se olvidan de algo importante...tenemos que poder morir con dignidad. Bss.
Tan
me alegra que hayas regresado..
triste realidad describes... cumplir juramentos médicos a costa de sufrimientos... jamas se entenderá...
Caricias para tu alma.
Este tipo de cosas no tiene nombre, es lamentable que en personas que se supone tienen la moral por encima de muchos, permitan este tipo de cosas, cómo es posible que dejen que una persona que esta apunto de morir pase sus ultimos momentos sufriendo de una manera tan terrible, afortunadamente mi padre tubo una muerte indolora, d eno ser asi creo que el dolor habria sido aun peor, por otro lado los papás de mi papá(mis abuelos) ambos murieron de cácncer, imaginate su terrible fina, todo porque segun te dicen "no hay nada que hacer" y no conforme con saber que perderas a esa persona tienes que verla derramar "sangre" en sus ultimos momentos de vida, es terrible ver como les alargan la vida solo para darles una agonia insoportable.
Estas cosas me enfurecen en verdad.
Abrazos con muchisimo cariño.
Tan, pues es una pena que hayas vuelto con esa historia en la cabeza.
Precisamente hace una hora había en la tele un programa sobre ese tema y ese hospital.
Las estadísticas esas que dicen que desde que pasó el caso, han muerto un 470% menos, me encantaria poder analizarlas.
Entre otras cosas, porque a muchos enfermos terminales les dan de alta para ir a su casa o a centros especiales una vez que el hospital ha hecho lo que puede hacer en cada caso.
Es posible que personas que antes morian en ese hospital, ahora no lo hagan, pero no porque salgan de alli bailando una jota, como si no tuvesen nada, sino porque quizás han muerto en otros sitios o en su propia cama.
¿O han muerto menos porque hay gente que no acude allí al saber lo que estaba pasando con la negativa a administrar sedación tras la polemica ?
O quizas porque hay quien no acudía pensando que alli lo iban a matar...
Solo sé una cosa, nada hay peor en el mundo que ver sufrir a un ser querido, cuando sabes que ya no tiene solución. Me da lo mismo si la vida se le alarga unos días o 1 mes...si resulta que ese día o ese mes se convierten para él y para la familia en un infierno.
Dudo mucho que ni uno solo de esos casos analizados en ese juicio fuesen casos salvables, porque de ser así habrían condenado a los médicos o al hospital.
A veces seguimos siendo tercermundistas.
Vaya tema Tan... pero de todo tiene que haber.
UN BESO Y BIENVENIDO
Bueno, creo que este tema hay que afrontarlo de frente y con sinceridad por parte de todos;
En pleno siglo XXI parace increíble que algo como el derecho a una muerte digna todavía se cuestione.
Siempre he creído que es un derecho fundamental y como tal debería ser regulado por la ley y protegido.
Que sobre ese caso más arriba comentado la ley diga lo que dice, es huir de si mismo y no decir nada.
Por otro lado, el día que eso se regule, los médicos deberán tomar parte de otra forma en su profesión .
Que, por cierto, eso que tienen de protegerse unos a otros me parece increiblemente horroroso.
Me dan unas ganas terribles de llorar cuando leo estas historias. Me da rabia que gente que no tiene ni puñetera idea de medicina se meta en asuntos que no son de su incumbencia y acaben acojonando a los médicos de tal manera que no se atrevan a hacer su trabajo por miedo de ir a la cárcel (léase cuidados paliativos o el aborto cuando hay riesgo para el feto o la madre). Tenemos que ir a París a abortar y comprar la morfina en la farmacia para administrarla nosotros mismos.
Una vergüenza.
Hoy III República escribe algo que debería hacer reflexionar mucho a quienes siguen en sus trece...
Pero, claro, es que no se trata de un dilema moral... sino económico.
¡¡que es el dinero, estúpido!!
Besotes Tan.
Magistral post.
La hipocresia y la indecendia de los políticos del Partido Popular en la Comunidad de Madrid, no tiene limites. Con tal de cargarse la sanidad pública, no dudaron en criminalizar a unos buenos profesionales, que no hacían más que facilitar una muerte digna y sin dolor a quienes ese trance ya era irremediable. Es lo menos a lo que tiene que tener derecho una persona, a una muerte digna y sin dolor.
Porque seguro que esta gentuza cuando les ha llegado una situación similar, en su entorno, no han dudado en poner lo medios para facilitar dignamente ese trance.
Y ahora se desdicen sin pudor de cuando dijeron entonces.
Salud República y Socialismo.
Es triste que tengan que sufrir inocentes la estupidez de los políticos, que profesionales tengan miedo de hacer su trabajo por la persecución a la que pueden ser sometidos...
Un abrazo.
Con todos mis respetos amigo, hoy me guardo el pensamiento por no enturbiar tu blog con un comentario lleno de lodo, que es lo que me brota al leer este tema.
Hay una pequeña estrella que brilla en el cielo, por la incapacidad de carniceros que se dedican a esta hermosa profesión.
Si miras al cielo seguro te enviara una sonrisa se llamaba Laura.
Un beso.
Te leia, y no lo podia creer!...gracias a Dios, hasta hoy no he sufrito esto en carne propia...pero no x esto deja de conmoverme...
Bienvenido me imagino que todo salio perfecto,no??
besitos
Hay fronteras difíciles de delimitar y muchos matices a tener en cuenta para cada uno de los casos de pacientes que sufren así.
Hace tiempo, yo no me veía capaz de evaluar el asunto de la eutanasia, pero los últimos años me han ido aportando experiencias cercanas y este caso de Leganés me ha hecho despertar con más claridad.
Ciertamente, hay miles de situaciones en las que no hay más remedio que esperar la muerte, y entonces lo más sensato y humano me parece que es hacerlo con la mayor dignidad y paz posibles, aunque los medios utilizados supongan abreviar el escaso periodo de vida que resta.
Hoy mismo estoy con el corazón y la cabeza volcados en un niño, pequeño, que está en una situación irreversible y desgraciada, con dolor y descontrol total de su cuerpo. Aunque vivo a más de 1000 kilómetros de él, estoy muy cerca de él y de sus padres, y vivo con gran intensidad este sufrimiento continuado.
No puedo dejar de pensarlo, y no puedo dejar de desear que las habilidades médicas le proporcionen la oportunidad de "vivir en paz y morir dormido en el dolor". Para ello, esta sociedad y estos políticos que pretenden dirigirla (y, a veces, manipularla), lo permitan.
Que triste, amigo, injusto y triste, como alguien puede actuar de modo tan inhumano, por miedo a ser castigado, expedientado o lo que sea? Una vida y una muerte digna no tienen precio. Besos, cuidate!
Es increíble como se puede de un rumor crear una mentira,hacer una noticia real, perseguir y eliminar a los elementos "molestos" y, cuando se descubre el pastel, mantener la cara de yonohesidoqueamimedijeroque... Y que haya gente que se crea todo.
Por si os interesa:
http://www.quemeatiendamontes.com/firma.php
Bienvenido Tan
Tras leer tu entrada y los numerosos comentarios, casi unánimes, que ha generado, me pregunto si es prudente escribir lo que estoy a punto de escribir.
Estoy a favor de que se reconozca el derecho a la eutanasia sin más límite que la voluntad del interesado. Da igual la motivación de éste: enfermedad física, desgana espiritual o amor no correspondido. Poner coto a las libertades individuales cuando el ejercicio de las mismas sólo afecta a uno mismo, me parece inmoral. Dicho esto, el asunto de este hospital tiene dos vertientes. Una, técnica y administrativa, y otra puramente política.
En cuanto a la primera, tras una denuncia anónima enviada al Ministerio de Sanidad y a la Consejería de la Comunidad de Madrid, se decide dar traslado a la justicia y retirar del servicio, como medida preventiva, al equipo denunciado. Si no se hubiera tomado esa medida y se hubiese demostrado dos años después que alguien estaba terminando con la vida de personas que no lo deseaban, ahora estaríamos hablando de la incompetencia de los políticos. ¿Es más importante proteger la honorabilidad de unos profesionales que, ante la duda, proteger la vida de quienes no desean acelerar su muerte? Además, no olvidemos que la misma justicia que ha determinado que no se puede demostrar la mala praxis, dió la razón al hospital cuando el doctor Montes se fue a los tribunales a exigir ser restituido en su puesto. Si asignamos categoría de verdad a un auto judicial, que no sentencia, no parece razonable obviar otra sentencia que respalda la decisión administrativa de apartar del servicio al doctor Montes. Desconozco si este señor practicó la eutanasia activa con personas que no lo deseaban, pero ante cuestiones tan sensibles y tres informes periciales de médicos supuestamente independientes que afirmaban la existencia de mala praxis, si yo tuviera que haber tomado una decisión, hubiera sido claramente la que se tomó.
En cuanto a la segunda, de los políticos, de un lado y de otro, me lo espero absolutamente todo. Si la eutanasia estuviera adecuadamente regulada, posiblemente esto no hubiera pasado. Ésa es la causa real de los dramas que algunos habéis descrito.
Saludos
Bueno, celebro ver que tu blog sigue en danza; después de tanto tiempo pensaba que encontraría alguna baja...celebro ver que el tuyo no es de estos.
La verdad es que si lees mi último post no puedo por más que estar agradecidísimo a la clase médica (bueno también es que mi hermana forma parte de ella).
pero en fin lo dicho que celebro leerte de nuevo.
Un abrazo amigo.
Esa historia es terrible.
Es increible que a veces el ser humano se olvide de que lo es...
Un beso y gracias por tu visita.
Es un placer volver a leerte.
Buf!sentimientos de rabia,impotencia,tristeza,...supongo que los "mismos" (con todo mi respeto) que tuvieron la familia y el personal sanitario sabiendo cómo calmar y no hacerlo...
Siento el miniabandono!pero leeros sí lo hago!ando perezosa de hablar,nada más.
Besos!
No hay nada que perdone al culpable de haber dejado morir así a un hombre. Yo no lo entiendo. A veces veo a gente que lleva a sus perros, enfermos terminales, al veterinario para que le administre una inyección letal y piadosa y, me pregunto, porqué yo, llegado el caso, no tengo ese derecho. El derecho a morir en paz.
Este tema me conmueve, como sabes soy enferma de cáncer y, no temo a la muerte, sino a la manera de morir... Bueno, no te asustes, no tengo pensado rendirme, hablo de cuando la cosa se ponga fea o dentro de 40 años.
Un abrazo
Ana
Yo tampoco lo entiendo, Ana. Todos tenemos que morir y contra eso no podemos hacer nada, pero de todos depende que lo hagamos en las condiciones más humanas posibles.
Besos
Umma1
En el caso del hospital del que hablo, se mezcló la política y eso lo contaminó todo. Una vergüenza y, lo peor de todo, una indignidad.
Abrazos
Freia
Lo lamento muchísimo, Freia, porque al horror de perder a un ser amado, se le une el horror de verlo sufrir. No sé qué decirte más que me uno a tu dolor y los maldigo contigo.
Besos y un abrazo grandísimo.
Manly
Gracias por tus datos, Manly. No niego en absoluto lo que dices, pero pienso en aquellos médicos que fueron presionados, en aquellos que ya no trabajan, injustamnete, en la Comunidad de Madrid a raíz de aquel caso y, sobre todo, en aquellas personas que sufrieron en el momento final de sus vidas.
Abrazos
La Dulce Luna
Si supieras la cantidad de veces que me he leído tu comentario, Dulce Luna. He intentado imaginar lo que has tenido que sufrir, el derroche de generosidad y de fuerza que has tenido que derramar sobre esos seres que tanto querías.
El dolor duele tanto en los demás.
Fuerza, mi queridísima Luna, mucha fuerza y sabes que estamos a tu lado.
Muchos besos
Yedra
Malditos sean, Yedra. Me imagino a ese pobre hombre y a sus pobres familiares. No hay derecho.
Besos
Isabel
Como sabes, mi padre abandonó este mundo hace cinco meses. No me consuela, pero me gusta saber que no sintió dolor y que su marcha se produjo en las condiciones más dignas posibles. No hubiera podido soportar verlo sufrir y creo que él tampoco hubiese querido que nosotros lo viésemos.
Besos agradecidos
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