Un consejo. Antes de empezar a leer este post, te recomiendo que hayas hecho la digestión. No quisiera ser el causante de los problemas gástricos que te va a producir. ¿Estás a punto? Pues ahora siéntate, cálmate, sonríe, respira hondo y si quieres ponte una música suave que te relaje... ¿Ya?… Pues vamos allá.Hace tiempo, intrigado por las molestas visitas de un parásito del cual te hablé en su día, fui a parar a una página web muy exótica. Se llama
e-diciones católicas. Quiero señalar que el autoproclamarse “católicas” no necesariamente guarda relación con el contenido, aunque sus autores crean que sí (los católicos que conozco no piensan como estos tipejos). Digo esto porque cualquiera, si le da la gana, puede catalogarse a sí mismo como católico, musulmán, comunista, vegetariano o astronauta sin que ello signifique nada. Una cosa es lo que uno dice de sí mismo y otra bien diferente es lo que se es realmente. Por ejemplo, yo podría haber bautizado mi espacio con el nombre “El verdadero y único blog de Richard Gere” pensando, erróneamente como bien puede suponerse, que guardo un parecido muy estrecho con el actor (puestos a hacer el fantasma, ¿verdad?).
El caso es que buceando entre los artículos de dicha web y perplejo ante las pintorescas opiniones que allí se exponen (nunca pensé que se pudiera concentrar tanto odio en un lugar), llegué a algo que me puso de punta hasta los pelos de la lengua. Tanto es así, que aun hoy, el malogrado Bob Marley sería una bola de billar comparado conmigo. A ver si voy a pelu.
El artículo en cuestión se titula, ni más ni menos, “
La mitología sobre la violencia de género”. Son tan lerdos que usan la palabra “mitología” cuando quieren utilizar “mito” pero en fin, ya se sabe que no se puede pedir peras al olmo. En lugar de decir barbaridades más les valdría consultar el diccionario de vez en cuando.
No te recomiendo que lo leas. Te aseguro que a tu intelecto le será infinitamente más provechoso y edificante que te rasques la barriga a contrapelo o que cuentes las pelusas de tus bolsillos, antes que visitar semejante basura. Para ahorrarte el mal trago, me he permitido hacer un brevísimo resumen del hilo argumental de esta joyita.
Agárrate a la silla, porque, por si no lo sabías, la violencia de género existe. ¿Qué me dices? ¿que ya lo sabías? Nooooo, lo ignorabas por completo porque (atención, atención) la violencia de género se proyecta principalmente sobre … ¡los hombres!
Para que yo me aclare, que levante la mano el que haya sido sistemáticamente violado por su mujer, el que haya sido rociado con gasolina y quemado vivo, el que tiembla de miedo cuando oye el tintineo de las llaves en la puerta, el que ha vivido en su matrimonio años y años de torturas, el que sabe que conteste “Sí” o conteste “No”, va a ser abofeteado o el que es continuamente insultado, vejado, golpeado, pateado, etc. por su santa esposa. Ufff, cuántas manos se han alzado.
¿En qué se basan estos genios para concluir esta barbaridad? Ellos hacen el siguiente "argumento". El número de muertos masculinos de forma violenta supera con creces al número de mujeres muertas. Se olvidan, eso sí, de señalar que meten en el mismo saco a los asesinados en reyertas, tiroteos, atracos a mano armada, ajustes de cuentas etc. y se olvidan también (eso es más grave) de lo que significa realmente "violencia de género". Por tanto, ya está, como que mueren más hombres que mujeres, somos nosotros, pobrecitos, las víctimas reales de esta lacra.
Si no fuera porque el razonamiento es tan sumamente cruel, indecente y estúpido, creo que hasta haría gracia y podríamos escribir un montón de posts divertidos burlándonos de la pueril manera de argumentar de esta gentuza. Permíteme que, por respeto, yo no lo haga y que no malgaste tu tiempo refutando esta atrocidad, que, por otro lado, se desmorona por sí sola.
Tras párrafos infames donde intentan justificar lo que en dos frases te he resumido yo, se descuelgan con esta perla (sube el volumen de la música porque lo vas a necesitar).
Y esto tiene una lectura muy clara: la violencia social se dirige fundamentalmente contra los hombres, y sólo marginalmente contra las mujeres. Y eso significa que la famosa violencia de género contra las mujeres tiene un carácter fundamentalmente mítico. Contrariamente a lo argumentado por el discurso oficial existe una especie de protección social hacia las mujeres que las hacen objeto de la violencia en unos niveles mucho más bajos que el padecido por los hombres.
... ¿Cómo se te ha quedado el cuerpo? Impresiona, ¿eh? Pues, espera, que aun hay más, porque resulta que todo es culpa del de siempre, del “rojo, maldito rojo”. Ya sabes, esos comunistas malnacidos cuyo único objetivo es destruir la Humanidad (quien dice comunista dice socialista, ecologista, centrista, extranjero, nacionalista, liberal, ... vamos, todos los que no somos ellos). Según afirman, todo esto de la violencia de género es una burda manipulación de los "progres". Apuntan dos razones para justificarlo.
1.- El discurso de la izquierda se basa en el odio y el enfrentamiento de distintos grupos sociales (el ”pueblo” contra la nobleza, el obrero contra el capitalista, el hombre contra la mujer), y hace mucho tiempo que el discurso de enfrentamiento hombre-mujer le ha permitido continuar la senda del cambio social. Primero se trataba de que la mujer abandonara el ámbito familiar y que se incorporara al mundo laboral (pues lo contrario se catalogaba de discriminación contra la mujer); pero una vez logrado ese objetivo en gran parte, se trataba de renovar alguna forma de enfrentamiento social, y fue entonces cuando se reflotó el discurso de la violencia de genero.
2.- Pero además, el discurso de la violencia de género atacaba directamente a la institución familiar, que era el gran objetivo “revolucionario” de ese discurso progresista.
Parece que les molesta que las mujeres trabajen, ¿no?. Si eres una mujer trabajadora, ya lo sabes. Que sepas que no trabajas para ganarte la vida, para ser independiente económicamente, para hacer realidad un sueño, para progresar, para alimentar a tu familia, etc. Lo haces para destruir la institución familiar y para enfrentar a la sociedad.
Me tengo por una persona absolutamente pacífica, de verdad, pero leyendo estas cosas uno se pregunta si no deberíamos aflautarle la voz a estos elementos estirpándoles esos atributos que tan groseramente se rascan (la caspa puede llegar a lugares del cuerpo absolutamente insospechados). De esta forma y con una voz más dulce, en lugar de incitar a la violencia o de hacer alarde de su falta de humanidad, podrían dedicarse a cosas más inofensivas como hacerle competencia a los niños cantores de Viena, a la Escolanía de Montserrat o al coro de los Pitufos.
Se puede ser ignorante, zafio, patán o lerdo. Hasta se puede ser facha o estúpido. Pero incluso en esos casos, conviene no perder de vista la realidad o la decencia más elemental. La gente normal sabe que es muy peligroso tomarse a la ligera un drama como éste, que el peor enemigo es precisamente el negar que este problema existe. La gente normal sabe que destroza vidas para siempre, que deja secuelas irreversibles en miles de personas, que consiste en el eterno ejercicio de poder del fuerte sobre el débil y que, como lamentablemente sabemos, arroja víctimas mortales.
Y ahora, con tu permiso, me voy a tomar una manzanilla. Es lo que tiene haber tratado con la basura, que te revuelve el estómago.