17 diciembre 2011

Reorientando


Creo que ya va siendo hora de devolver el listón a la altura en la que estaba.
Cuando uno lo baja excesivamente, corre el riesgo de verse obligado a tener que hacerse demasiado pequeño para, al final de todo, acabar pasando por debajo de él.
Al fin y al cabo, siempre me gustó mirar estrellas en lugar de piedras.
Cuestión de métricas.

09 diciembre 2011

140 caracteres

Ciento cuarenta. Ni uno más.

Miró al techo buscando esa inspiración que le huía desde hacía demasiado tiempo. El humo de un cigarrillo mal apagado dibujaba columnas juguetonas en la penumbra de la habitación. Se concentró en ellas adivinando en esas partículas lo que en otro tiempo fueron hojas verdes y grandes bañadas por el Sol. Todo cambia, sólo tú permaneces.
Cada tecla que pulsaba variaba un guarismo que anunciaba fríamente una cuenta atrás. Ciento treinta y nueve, ciento treinta y ocho... quince, catorce...

¿Cómo se resume una vida en ciento cuarenta caracteres? ¿Cómo se matan palabras? ¿qué letras son las que sobran? ¿y cuáles las verdades que estorban?
Quitarle el rigor a una idea, el matiz a una caricia, el brillo a una mirada, el tacto a un beso. ¿Cómo se le quita la impaciencia a un anhelo?

Se imaginó condensando el universo entero en un solo átomo, prescindiendo de los colores de los cielos, confundiendo las copas de los árboles e ignorando los sonidos del viento. Toda la energía, todo un firmamento, incluyendo el diminuto asteroide de las puestas de sol, concentrados en un espacio en el que no tienen cabida los besos.

Entonces la pensó. Se propuso resumirle en ese espacio diminuto la inmensidad de cuanto era para él. Sus palabras, la magnitud de sus sueños, lo adorable que le parecía su cara o el temblor provocado cuando rozó sus manos por primera vez. "Aquella tímida caída de párpados que le convenció de que estaba frente a la mujer que adoraría todos y cada uno de los instantes del resto de su vida." Ciento cincuenta... tampoco sirve.
El tercer cigarrillo revelaba su incapacidad. Era tanto y tanto, en tan poco sitio.

Hasta que al final... lo entendió. No buscaba palabras, ni espacios ni siquiera tiempo. Se buscaba a sí mismo, a lo único cierto y bueno que había en él. Y cuando lo comprendió cerró los ojos y suspiró.

"Tú eres la esencia. Lo eterno y lo verdadero. Sólo soy en ti, por ti y para ti. Mírame, mi vida, y dame tu luz."


Fotograma de "The Pillow Book".

06 diciembre 2011

Regreso


He decidido que quiero volver a casa y esta vez es para quedarme. 
¿Sabes una cosa? Aunque haya estado ausente y lejos, te he echado muchísimo de menos.
¿Reemprendemos el camino otra vez? Tienes muchas cosas que contarme. Me encantará escucharte.

 

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