
Esta viñeta del gran Forges aparece publicada en El País de hoy.
Die Strahlen der Sonne vertreiben die Nacht
Recuerda lo que ha sido tu vida desde que tuviste doce años. Imagínatela sin los tuyos, sin tus brazos. Recuerda cuando nació tu hija, con qué orgullo la cogiste, lo dichoso que te sentiste al mostrársela a tu madre. Recuerda las noches en que llegabas tarde a casa y acariciabas el pelo de tu hijo dormido. Recuerda cuando le cogías la mano a Ana en los paseos que dabais al lado del río. Recuérdalo y acepta que has condenado a Alí a que nunca pueda sentir lo mismo porque lo perdió todo en la explosión de aquella bomba cargada de tu soberbia y de tus mentiras. Y ahora dile mirándole a los ojos, al fin y al cabo solamente es un niño (no te hará daño), que desde entonces el mundo es mejor y que su país es más seguro. Atrévete a confesarle que él es tan sólo un daño colateral. No te olvides de recordarle que aquí te anunciamos la muerte de los suyos y de tantos otros pero que no nos quisiste escuchar, que preferiste enemistarnos con el medio mundo que siglos atrás hizo del nuestro el gran país que fue. Después de hacerlo permítele que te escupa a la cara y que en su desprecio veas resumido el nuestro.
Te lo dijimos, te lo pedimos y te lo suplicamos. A cambio insististe en poner en nuestras manos un fusil que nunca quisimos disparar. Por eso, por Alí, para tu vergüenza y para la nuestra déjame que te diga otra vez que eres culpable, José María, culpable de ser soberbio, culpable de ser mentiroso, de ser manipulador, de ser cobarde, culpable de ser cómplice de aquella masacre y lo peor de todo: de habernos hecho cómplices a nosotros.
Por la rabia y el dolor que sentimos, por las lágrimas impotentes que derramamos por él, por los muertos que está causando esa "tu guerra" y por la vergüenza que todavía sentimos escucharás nuestra voz diciéndote lo mismo que te dijimos entonces: déjanos como estábamos, déjanos en paz.
Permitidme que destaque algunas de esas frases, porque las he encontrado preciosas.
¿Verdad que son bonitas? El arte es maravilloso. No sólo consiste en crear belleza, también nos incita a reflexionar sobre tantas cosas...
Seguramente tendréis razón y en la mente de Wolfgang, pululaba alguno de los motivos que habéis dado, pero yo os contaré lo que leí una vez en un libro que me dejó mi madre y que se titula "Locos Egregios" de Antonio Vallejo-Nágera. Quizá lo que él escribe no sea más que una conjetura, pero como dice un amigo mío, si está escrito en un libro, será que es verdad.
Allá voy. Mozart recibe el encargo de componer esta obra. Se sabe el libreto de memoria, sabe en qué teatro estrenará y qué compañía llevará a cabo el estreno. Dispone de poco tiempo para hacerlo. Los artistas, ya se sabe, siempre con prisas. Conoce a los miembros de la compañía y se da cuenta que no son nada del otro mundo... salvo una de las integrantes de ésta. Una soprano con un talento sobrenatural, capaz de realizar las escalas más inverosímiles y con una capacidad fuera de lo normal. Todo fantástico, ¿verdad?. Pues así sería si no fuera porque ésta tenía un pequeño problema. ¿Cuál? os preguntaréis. Pues resulta que estaba felizmente... embarazada. Evidentemente, estar embarazada no es ningún problema pero, como es obvio, no se puede someter a una mujer en ese estado al esfuerzo continuado de subir a un escenario a cantar, gritar, contener la respiración, etc. Qué decisión tomó. Pues la que os estáis imaginando. Le reservó un papel corto, que no la fatigase excesivamente, pero eso sí, aprovechó al máximo su voz. Et voilà.
Quizá
Por cierto, y ya cambiando de tema. A lo mejor nunca os habéis hecho esta pregunta. La “Reina de