25 enero 2007

La zanja


Llegaron los últimos. El coche de su hijo Paco no daba para más y los caminos que debían conducirlos a su destino estaban demasiado dañados por el paso diario de los tractores que cada mañana acudían a los campos.
Cuando Diego descendió del automóvil, varias miradas escudriñaron su torpe caminar ignorando quizá, que setenta y ocho años es tiempo suficiente para agotar el cuerpo de un hombre al que le faltaron muchas cosas y al que le habían sobrado demasiadas penas. Saludó con el mismo aire huraño y desconfiado que le había acompañado toda su vida y estrechó la mano de cuantos se le fueron presentados, el juez, el secretario, el alcalde, algún periodista y miembros de algunas plataformas relacionadas con partidos de izquierdas. También, cómo no, esperaban las mismas personas que participaban en aquella macabra lotería que se celebraba de vez en cuando. Todos con una flor y con la esperanza de encontrar al fin la respuesta a la pregunta que les había atormentado durante todas sus vidas. El mismo circo de siempre, pensó.
El secretario del juez procedió a leer en voz alta varios documentos. No era la primera vez que acudía a un acto como ése y a pesar de ello el lenguaje técnico judicial se le seguía antojando demasiado absurdo y vacío de contenido. No le prestó la más mínima atención y por los semblantes que mostraban los otros concurrentes, nadie lo hizo. Miró la llanura que se extendía a su alrededor y respiró profundamente el aire húmedo de aquel día nublado y triste.
Ya habían pasado casi setenta años. Toda una vida. A pesar de todo se acordaba tanto él. Todo niño tiene derecho a dejar de serlo junto a su padre, había sostenido siempre. Es extraño cómo funcionan los sentidos de las personas, pensó. A veces no conseguía recordar un olor o una palabra reciente. Sin embargo, cada vez que olía a cáñamo, casi podía ver a su padre en su pequeño taller rodeado de cestas para las uvas, de sogas, de sillas, recibiéndolo con una sonrisa tierna y cómplice a la vez. Los pocos recuerdos que conservaba de él se habían ido dulcificando con el tiempo y se habían adaptado a las pequeñas anécdotas que su madre le había ido contando de vez en cuando. Sólo un hombre como él pudo conquistar a la que sería su mujer construyendo con mimbre, cuerdas y flores un arco que puso en el camino para que ella pasase por debajo.
El padre de Diego siempre procuró que hubiese alegría en la casa. Diego y sus hermanos, ya muertos todos ellos, vivieron bien a pesar de las carencias que pesaban en aquella casa. Su padre se había encargado de inculcarles el respeto a los demás y el amor por la cultura. Cada noche, tragándose el cansancio de catorce horas de trabajo sin descanso, leía algo para ellos. De entre todos los relatos, poemas e historias recordaba una frase que Diego, a pesar de ser ya un anciano, había llevado consigo todos los días de su vida y que, de hecho era uno de los motivos por los que se encontraba allí. Decía algo así como “Siempre has dicho que tenías un padre, que tu hijo pueda decir lo mismo de ti”.
Pero la guerra, la maldita guerra, lo corrompió todo. Su padre no fue al frente pues padecía una dolencia en la pierna derecha que no le permitía caminar sin cojear. A pesar de todo se puso del lado de los que perdieron, aunque eso, en las guerras, no significa nada pues siempre pierden los mismos, da igual el color de la bandera detrás de la cual se alineen. Una noche vinieron a buscarlo. Todavía recordaba el ruido de las botas al pisar el suelo de pizarra de su casa, el abrir y cerrar de puertas. Vio a su padre sujetado, codo con codo con dos falangistas y vio la amargura de su mirada. El terror de verse así delante de su hijo. Le ordenó que no mirara pero cómo obedecer una orden como esa cuando tu madre se arrastraba suplicando que lo dejaran en paz, que no había hecho nada. De aquel momento, Diego conservaba intactas su rabia y la cadena que le arrancó a su padre del crucifijo que éste llevaba en la mano cuando fue empujado al exterior de la casa. Desapareció para siempre. Desaparecieron él y siete hombres más cuyos nombres habrían sido escritos en alguna macabra lista por algun vecino cobarde que los habría delatado para saciar la eterna sed de sangre de los vencedores.
El juez ordenó que se empezase a cavar. La tierra estaba dura por lo que los picos tuvieron que emplearse a fondo. Tras dos horas de esfuerzo apareció lo que años atrás había sido una pala. La pala que algún desgraciado habría tenido que usar para cavar su tumba. Empezó a llover levemente. En el semblante de los funcionarios, una mueca delataba una cierta desidia aumentada por la inclemencia del tiempo.
Ya era mediodía cuando aparecieron los primeros huesos y los primeros cráneos. Todos sucios, con su sonrisa macabra y con un agujero en el occipital. Quién fue el sádico que a esa barbaridad le llamó tiro de gracia.
Lentamente, con mucho cuidado y entorpecidos por la leve lluvia fueron apareciendo los esqueletos. Algunos con restos de algún objeto o de la ropa que vestían el último día que vivieron y otros sin más abrigo que la tierra que los había escondido durante décadas. El corazón de los que miraban se aceleró por momentos y afloraron otra vez las mismas lágrimas derramadas durante años. El silencio sólo se veía roto por el chispeo constante de la escasa lluvia sobre el paraguas que un funcionario le aguantaba al juez y por el sollozo contenido de una mujer enjuta. 
Todos miraban en silencio la escena. Con los dientes apretados y los ojos humedecidos por las lágrimas que delatan la rebeldía contra la injusticia, muchos imaginaron cómo pudo ser el último suspiro de aquellos pobres campesinos, de aquellos pobres artesanos, de aquella buena gente que lo único que quiso fue vivir en libertad, de aquellos héroes que no aceptaron arrodillarse ante los traidores ni ante los fascistas. 
Con pinceles, los técnicos retiraban pacientemente la tierra pegada a los huesos y colocaban pequeños carteles numerados sobre los cráneos mientras hacían fotografías y tomaban notas en sus cuadernos. 
¿Qué es esto?, dijo uno de ellos mientras se concentraba en un objeto encerrado en los huesos de lo que antes había sido una mano. Se afanaron en descubrirlo y apartar la arcilla que lo ocultaba parcialmente. Y entonces todos pudieron ver un pequeño crucifijo sin cadena cubierto de barro. Al verlo, el cansado corazón de Diego dio un vuelco. Cayó de rodillas, llorando amargamente como el niño que le obligaron a dejar de ser aquella fatídica noche. Extendió sus brazos y gritó ¡padre, por qué te hicieron esto! Se abalanzó sobre la zanja, se arrodilló ante del cadáver de su padre y tiernamente acarició los restos de la frente del esqueleto de aquel buen hombre que un día murió por nada y dio la vida por todos. Paco se situó junto al anciano, sin tocarlo, agachado. Le dejó que recuperase durante esos segundos todos los años que le habían robado, se santiguó y murmuró “que Dios le haya acogido en su gloria”.

41 amigos lo mejoraron:

Recursos para tu blog - Ferip - dijo...

Tanhaüser.... si supieras cuántos han cavado y abrazado a padres, madres, hermanos...en Argentina!!!
La época de la dictadura fue tremenda! Los desaparecidos que aún claman por justicia desde el mar, desde la tierra,... Nuestra Madres de Plaza de Mayo no se cansan de pelear por sus nietos desaparecidos...
Los nietos, algunos confundidos, aún se aferran a identidades forzadas, que militares y otros...alieados, les impusieron luego de extirpárselos a sus veintiañeros progenitores...


La masacre no calla.
Justicia, clama!

Justicia, clamamos. Hay un juicio que no falla!

*
*
Te traje un ragalo, de mi país...espero te guste! Para variar el clima... :)

Un viaje de sueños para vos

Marlu dijo...

Cuánto dolor viejo y silencioso, cuánto llanto sin llorar. Las penas de uno que no se lloran, terminan anegando el alma.
....y paz a los hombres de buena voluntad.
Saludos.

PD.-Ahí estoy, hecha una valiente.

AiguaMel dijo...

Precioso post,... Congraciarnos con nuestra memoria y nuestra historia es algo que debemos hacer todos, tanto físicamente como emocionalmente.

Isabel Barceló Chico dijo...

Impresionante esta historia, querido amigo. Pensar que hechos acaecidos hace tantos años están tan tiernos todavía dentro de los corazónes... Es muy emocionante el reencuentro con la infancia por duros que fueran los recuerdos y, más todavía, el poder abrazar la calavera de su padre antes de morir uno mismo. Hay dolores que nunca se olvidan. Besos.

Alicia R. dijo...

Me emociona cómo lográs escribir tan bien sobre estos temas. Besos

bajamar dijo...

Muy intenso y conmovedor relato, cargado de emociones contenidas. Son tantos las frentes que aún no logran besarse y que tal vez nunca lo serán, son tantas las lagrimas que aún no logran mitigar los años de ausencia y desconcierto. Qué absurda e irracional violencia la que provoca estos insolitos dolores.

un silencioso abrazo tanh

larcò dijo...

Espero que no hables de tu abuelo.
Lo que no aguanto es que se olvide que dieron la vida por todos!!!
viste mi post del 27 nov.?
un abrazo

María Elisa Quiaro dijo...

nunca más
no olvidar
ojala el ser humano pudiera aprender.
gracias por el relato

Jesús dijo...

Como siempre tus relatos son emocionantes, fotográficos de acuarela. Me tocas la fibra amigo. Es un placer pasarse por este blog y leerte. Disfruto de verdad. Gracias

@Intimä dijo...

No hace mucho hará un par de meses, vi un reportaje de dos mujeres que buscaban, una a su padre y hermanos y otra a su hermano que fueron arrebatados a su familia y fusilados en un paraje cercano.
Una de ellas pasados muchos años consiguió ahorrar un dinero y comprar las tierras que le habían servido a su hermano de sepultura, y junto a un programa de televisión logró removerla para encontrar sus huesos y darle santa sepultura.
Encontraron muchos huesos pero no los de sus familiares.
Que triste verdad, tu relato me herizo la piel, supongo que lo dedicas a todos aquellos que perdieron quizás soñando un mundo mejor, lo más hermoso que tenían.
"La vida".
Y a todos los que antes de dormir
se preguntan en que lugar, descansa una parte de elos mismos.
Besitos Tanhäuser.
Es un placer leerte.

ecasual dijo...

Profundo. Y tan real.

Un abrazo

MENS REA dijo...

Fantástico...
Durante una época me ahogué entre páginas de internet y registros civiles de Andalucía en busca del padre de mi abuela materna ... leí "Las Fosas del Silencio" y casi lloré tanto como hoy leyendo tu relato.

Eduardo murió en su lucha pero quedó en el recuerdo de un pueblecito como amante de la libertad y defensor de la clase obrera. Mi abuela se quedó sin padre y años más tarde casi sin marido, al que vinieron a buscar y encarcelaron por "charlar" en una taberna ... hoy me explican que sucedió aquella noche, en su casa, entre ellos y los "tricornios" ... A mi abuela la guerra también le amputó, además de su padre, un hermano; le perdonó la vida de otro que consiguió huir a Francia y se llevó en la empuñadura de un fusil los dientes de su hermana; también su pelo, pues la raparon con sólo once años ... Un día, un día ... puede que sea capaz de escibir sobre todo ello.

Un besazo.

MORGANA dijo...

Querido amigo, me imagino que habrás leido "Maestros de la República", como los llama MªAntonia Iglesias "los otros santos, los otros mártires", me recordó tú relato, si te digo que mientras leía el libro no paraba de llorar, con un nudo en la garganta,con una impotencia, con rabia.
LA MEMORIA QUE SE QUIERE IGNORAR.
Y la Iglesia parece también querer olvidar, cuando apoyaban estos crimenes y dejaban que el "dictador" paseara bajo palio.
Estoy segura, de haber vivido en ese tiempo,hubiera terminado igual que ellos, enterrada en cualquier fosa común. Sin olvidar a las mujeres, que fueron violadas delante de sus maridos e hijos por falangistas.
Para mi esta claro NO HAY QUE OLVIDAR.
Muchos besos, y gracias, muchas gracias.

Susy dijo...

Me has dejado dolorida. Me han venido al recuerdo tantas cosas...

Un besito.

Ximena dijo...

Es duro como se repite este dolor independientemente de los países... Puede ser muy sanador ponerle nombre y palabras al dolor. Asi como tú traduces con palabras (bellamente tejidas) una de estas historias, existen bellas experiencias de mantener vivos y vivas a través de la creación a quienes se intentó desaparecer de maneras tan violentas; sin conseguirlo en esencia. Las personas vuelven y viven a través de quienes las recuerdan y las aman. Y eso es algo que nadie puede conseguir desaparecer...

Un beso,

Ximena

AleMamá dijo...

En los conflictos así nadie gana. Mártires por ambos lados, violencia y más violencia. Yo creo que sí hay que hacer el esfuerzo de perdonar y si es posible olvidar el rencor, no los seres que partieron: a esos no los olvidaremos jamás.

Hay quienes se encargan cada tanto de reabrir las heridas, y pienso: ¿no serán los mismo que de algún modo han lucrado antes y ahora con estas desgracias? Los pueblos jamás sabemos quienes realmente mueven los hilos de la Historia, pero sé que hay justicia: la divina. En la humana, creo poco.

Buen post. Saludos

TICTAC dijo...

Heridas abiertas que sangran dolor, como estigmatas en la memoria...
Una memoria que se hace colectiva, porque es una historia que se ha repetido y se repite en muchos paises. Algunos familiares recobran los restos para darles una digna sepultura y dar un poco de paz a sus corazones, pero para otros el dolor queda sin lugar para llorar sus muertos.
Es triste como todas estas victimas se vuelvan numeros de una sintesis estadistica, y no como millones de individualidades, cada una con sus propias familias,
proyectos futuros e ilusiones que son acabadas con un balazo.
No hay que olvidar para que no se vuelvan a repetir barbaries como estas.

Bello e impresionante relato!

Un abrazo!!

Anónimo dijo...

♥ !me encanto me diste duro en el alma!

Max Estrella dijo...

Este tema todavía levanta,que no hiere,bastantes susceptibilidades.En una guerra con un millón de muertos,hay mucha gente que no sabe dónde están enterrados sus familiares más cercanos.Para esos casos privados,silenciosos,de caminar cansado de todos los días,se aprobó la ley de memoria histórica,para que descansen los muertos y para que descansen los vivos.
Bien,Tanhauser...ah..me encantó lo del arco con flores para que ella pasara por debajo.
saludos

Tanhäuser dijo...

Ferípula
Nuestros tienen en común un pasado turbio y lleno de injusticias. A cuántas de esas Madres se les ha negado incluso el derecho de poder enterrar decentemente a sus hijos. Recuerdo que una vez fui a una conferencia de una de esas honorables señoras. Me conmovió tanto su entereza y me apenó tanto el esfuerzo tan enorme que hacía para saber, al menos, qué pasó con su hijo.
Justicia. Esa es la palabra. Venganza no, pero justicia sí.
Muchísimas gracias por tu regalo. Mi mujer estuvo el año pasado en Brasil y estuvo a punto de poder ir a visitar esa maravilla. Seguro que la próxima vez, si vamos juntos, lo haremos. Te enviaré un e-mail desde allí, ¿OK?
Un abrazo muy fuerte, amiga mía.

marylohaan
Ójala todas las batallas que entablamos las personas fueran como la que tú has iniciado contra ese maldito hábito de fumar, ¿verdad?. Con la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica, a lo mejor muchas de esas personas encontrarán respuestas. Al fin y al cabo, es lo único que les podemos dar ya.
Saludos y ánimo. Ya verás como lo consigues. Tu marido también estaba en ello, ¿no?

aiguamel
Sí, yo también lo creo. Supongo que hay momentos en que las sociedades ya están preparadas para mirar hacia atrás, para perdonar y para restituir a los vencidos su dignidad. Al fin y al cabo, su delito fue alinearse al lado de la ley de la libertad.
Petons

isabel romana.
Tienes toda la razón. Hay dolores que permanecen para siempre en nosotros. Nuestro deber como sociedad civilizada es restituir a los que sufren, el derecho que tienen a reencontrarse con su pasado y si eso les produce dolor, que seguro sí, consolarles con nuestro apoyo.
¿Sabes? Esta tarde tengo una sesión de "Mujeres de Roma". Ya tengo las palomitas a punto.
Saludos, mi talentosa amiga.

alicia r.
A mí me emocionan vuestros comentarios. Te agradezco mucho tu visita y las palabras que, tan amablemente, me brindas.
¿Qué tal la lechuga?
Saludos

bajamar.
Cuando veo tu nombre escrito, no puedo evitar recordar la frase de uno de tus maravillosos escritos "¿A qué le sabe el rocío de este fragmento?". Te confieso que alguna vez he estado tentado de acabar un post citándola.
Cuántos caminos en nuestros países estarán llenos de cráneos esperando a que algún ser querido los saquen de su olvido y los depositen honorablemente en el lugar que merecen.
Besos, amiga mía. Espero impaciente tu próximo poema.

Tanhäuser dijo...

liliana.
No, no hablo de ninguno de mis dos abuelos. Hablo de una persona que he imaginado, pero que seguro existe. Quizá con otro nombre, en otro lugar, o con otra edad, pero estos sucesos tan terribles están ocurriendo hoy en día en España. Personas que, al fin, recuperan la memoria de los suyos y nos la muestran a todos para que, al menos, aprendamos lo que la intolerancia y la barbarie le hace a los pueblos.
Acabo de leer el post que me dices. Te pido, por favor, que te encargues que nunca les olvidemos. Que sepamos sus nombres, cómo le asesinaron y por qué. Les debemos tanto a esas personas que no podemos permitir que caigan el olvido de las generaciones futuras.
Muchísimas gracias por visitarme. Es para mí un inmenso honor que lo hagas.
Un abrazo enorme.
Grazie mille

ontokita.
Afortunadamente se están publicando bastantes libros en los que se relatan casos verídicos terribles. Hay uno que a mí me emocionó muchísimo. Se titula "Trece Rosas" y es Carlos Fonseca. Gracias a estos libros, las personas que fueron asesinadas de esta forma nunca caerán en el olvido y a los que hemos heredado la sociedad en que vivimos, se nos brinda la posibilidad de poder honrarlas.
Gracias a ti por tu visita. Un abrazo muy fuerte.

jesús
Mi amigo poeta. Tú sí que sabes tocar la fibra de los demás. Nosotros no somos más que simples aprendices que nos dejamos dentro la mayor parte de lo que queremos decir, sencillamente, porque no sabemos hacerlo mejor.
Su visita honra esta página.
Saludos, amigo.

darilea.
Conmovedor tu comentario, mi amiga sensible. Yo he pensado muchas veces cómo deben sentirse esas pobres personas. Lo duro que debe ser buscar, buscar y buscar para no encontrar. Creo que las ley para la Memoria Histórica nos ayudará un poco a dar consuelo a los que lucharon por la libertad de la ahora disfrutamos.
Muchísimas gracias por enriquecer de esa forma mi post.
Un beso enorme.

la hormiguita
Gracias por tu visita y por tus palabras, amigo. Tienes razón, lamentablemente, al calificarlo de real. Cuántos estarán buscando todavía aquel padre, aquel hermano, aquel novio.
Saludos.

mens rea.
¡Terrible lo que comentas! Si me permites el consejo o mejor dicho la súplica, creo que debes escribir sobre lo que ocurrió. Hazlo por ellos y también por nosotros. Demuéstranos que tu excepcional manera de ser no es casual, que viene precedida de una historia de generaciones que supieron levantarse una y otra vez ante sucesos tan terribles como los que os han ocurrido.
Sabes que para mí era un inmenso placer que me visitaras. Créeme cuando te digo que es, además, un inmenso honor.
Un beso enorme, guapísima.

Tanhäuser dijo...

morgana.
¿Sabes? Sé que tú estarías entre los vencidos. Sé que estarías al lado de los que sufrieron, como lo estás ahora, de los que sufren.
Se cometieron demasiadas atrocidades y a pesar de que se nos haya obligado a mirar hacia otro lado, para conseguir la estabilidad democrática que precisamos cuando murió el dictador, coincido contigo que no podemos olvidar JAMÁS a esos mártires. Nos lo debemos a nosotros.
No clamamos venganza. Clamamos justicia. Que les restituyan su honor, su buen nombre. Que se reconozca el martirio de los fueron condenados y ejecutados por defender la ley y la libertad de todos. No podemos hacer más, pero no debemos hacer menos.
Gracias por tu visita, amiga mía. Es un placer enorme que me honres con tus comentarios tan acertados y cargados de humanidad.

susy.
Siento haberte apenado. Me imagino que tú o alguno de los tuyos ha vivido una experiencia similar. Si es así, recibe mi solidaridad y la de tantos ciudadanos que estamos con los que sufrieron.
Besos, amiga mía.

ximena.
Qué os vamos a contar a los chilenos que no hayáis vivido en vuestras propias carnes.
Antiguamente, después de una batalla, los ejércitos establecían una tregua para recoger a sus muertos y darles la sepultura que merecían. Lamento que sea ese vuestro destino, ahora. Adivinar dónde están los miles de desaparecidos, dar con sus cuerpos y restituirles su buen nombre. Que sepas, que en España, somos todos los que estamos con vosotros.
Saludos.

alemama.
Claro que sí. Debemos perdonar, debemos mirar hacia adelante, pero no podemos olvidar. No devolveremos la vida a los que murieron vengándonos de sus verdugos, pero quizá podamos devolverles su dignidad y con ello hacernos dignos herederos de su sacrificio.
Aprovecho para darte la bienvenida a la que espero que consideres tu casa a partir de ahora. Es maravilloso recibir personas nuevas y mucho más cuando dejan comentarios tan hermosos y humanos.
Muchísimas gracias por tu visita. Un saludo muy grande.

tictac.
Es verdad. No importa si fueron trescientos mil los desaparecidos o fueron cuatrocientos mil. Lo que importa es que cada número era una persona, una vida. Es exactamente lo que tú comentas. Acaso las estadísticas tienen en cuenta el sufrimiento de los familiares, los proyectos que se truncaron, los niños que quedaron huérfanos, las casas que se vaciaron.
Acertadísimo comentario, querida amiga. Rebosa humanidad.
Muchísimas gracias por haberme visitado. Recibe un enorme abrazo.

fairytale princess
Ante todo déjame que te dé la bienvenida a este espacio. Siempre es agradable ver gente nueva por aquí.
Muchísimas gracias por tus palabras.
Saludos.

max estrella.
Hola amigo. En efecto, la ley de Memoria Histórica aportará un poco de dignidad a esta sociedad nuestra que, no lo olvidemos, se ha edificado sobre los cadáveres de los que murieron por la libertad en juicios sumarísimos, en fusilamientos arbitrarios, en "paseos" de madrugada,...
Se lo debemos a ellos y nos lo debemos a nosotros.
Gracias por lo del arco. Siempre pensé que los hombres buenos hacen de vez en cuando alguna excentricidad que los hace encantadores.
Un abrazo, amigo mío y gracias por visitarme.

Yessi dijo...

Cuántas historias como esta no se lloraran en silencio, duelen y es increible como pudieron suceder este tipo de cosas y como suceden hoy día otras tantas, entristece verdaderamente.

Hermoso post.

Te dejo un gran abrazo.

MORGANA dijo...

Empiezo dandote las gracias, por tus palabras, me han alentado y me han dado fuerzas. Seguiremos clamando justicia, siempre lo he dicho, mientras haya un solo ser humano en desigualdad, ninguno de nosotros estaremos completos, mientras se siga atentando a la naturaleza, a los animales, no seremos libres.
El avance no supone destrucción, ni olvido.
Muchos besos.

Anónimo dijo...

Y es que un dolor así, el añorar por tantos años la figura de un padre, arrancado así de su familia y sin saber dónde lo llevaron ni como murió, eso no se puede olvidar nunca, eso es una marca que para siempre queda impresa y más en un niño.


Un abrazo

Charles de Batz dijo...

Cuanta sensiblidad y verdad encierran tus palabras... Cuantas historias como esta se repiten una y otra vez sin que apenas tengamos tiempo de percibirlo... y sin embargo, ahí estan.

Salud

Apesardemi dijo...

Fuerte, duro, rabioso y, ala vez, tierno, sensible y conmovedor.

La enorme saña de los "vencedores" parece que no tuviera límite. Se cebaron fría y estratégicamente en los más desprotegidos, en los más desarmados, en un intento cruel de venganza, de humillación, de castigo, de romper a base de miedo las mentes de los que consideraban algo peor que enemigos. Fue un época horrible en la que ni siquiera les dejaron el consuelo de enterrar a sus muertos y saber donde reposaban.

Excelente descripción.

Cuánta rabia que tengo (Lluís Llach)

Hispanicus dijo...

¿este abuelo murió en La matanza de Paracuellos del Jarama?

LaLy dijo...

Por estás tierras argentinas no cierran las heridas...

Te abrazo

Tanhäuser dijo...

noamanda.
Será una pena que estés tiempo sin conectarte y sin deleitarnos con esos escritos tan hermosos. No obstante, si si situación personal pasa a mejorar me alegro muchísimo por ti.
Me hace gracia lo que comentas de los olores. A mí me pasa igual. Hay aromas, por desagradables que sean, que me transportan a épocas de mi niñez y dado que ésta fue una época muy feliz para mí, los recibo con mucha alegría y nostalgia.
Sí, trabajo en la universidad emblemática del Vallès. Intento, no sé si logro conseguirlo, enseñar matemáticas allí.
Recibí tu mensaje y te agradezco que me escribieras. Si no puedes hacerlo a través de tu blog, quizá puedas, de vez en cuando, tenernos al día de que cómo te van las cosas. Será fantástico saber de ti.
Un abrazo enorme y mucha suerte en tu nueva etapa, "amiga meva".

yessi.
Hola Yessi. Es muy triste saber de personas que todavía siguen buscando a los suyos. Saben que no estarán vivos, pero al menos necesitan saber qué fue de ellos, cómo murieron. El porqué ya lo sabemos todos. Su delito fue ser fieles a ellos mismos y ser valientes para defender lo que hemos heredado de ellos.
Un abrazo enorme, amiga mía. Gracias por volver a este sitio. Es un placer, para mí, recibirte.

morgana.
Gracias a ti por volver. Si el mundo que le voy a dejar a mis hijas, vale la pena, es porque hay gente como tú que lucha incansablemente por la justicia, por la libertad, por la humanidad, por la bondad. Siempre, tenlo muy en cuenta, siempre será un honor y un placer leer los comentarios con que dignificas este sitio.
Besos para ti, amiga luchadora.

trini.
Los niños, siempre los niños. Qué saben ellos, qué culpa tienen. La intolerancia suele cebarse con los débiles y con los más nobles. Por tanto, entre sus víctimas, los niños forman el grupo más numeroso.
¿Te das cuenta? ¿Cuántos poetas andaluces fueron "paseados" y ejecutados cobardemente por los fascista? Mi andaluza poeta amiga, qué cerca estarías de ser víctima de esos salvajes.
Un abrazo enorme y emocionado.

charles.
Mi viajero amigo. Tú que tanta tierra has pisado, quizá más que nadie sepa de las atrocidades que los hombres han cometido contra ellos mismos en todas las épocas. Es nuestro deber, como personas decentes, no callar. Señalar a los culpables y devolver el buen nombre a los que fueron salvajemente ejecutados.
Un abrazo muy grande, amigo. Siempre es un placer leerte y un honor inmerecido que tú me leas.

apesardemi.
Brillante, amigo, brillante. Tu tierra andaluza vivió como pocas la persecución, el hacinamiento, la injusticia, la barbarie, el sometimiento de las personas sencillas y de bien a la crueldad injusta de los traidores.
Lamentablemente esta historia se ha reproducido en otros lugares, Chile, Argentina, etc. No nos vengaremos, porque nostros somos mejores, pero que tengan muy claro que jamás, jamás, olvidaremos.

Hispanicus.
Me decepciona usted. Esperaba ansioso su respuesta a mi comentario en el post del día 17/01 y nada de nada. A ver si va a resultar que se da por vencido. ¿Cómo era aquello tan gracioso que decía usted en su página? ¡Ah sí!, "caer está permitido, ¡levantarse es obligatorio!". Pues eso, levántese, hombre y compórtese como un troll en condiciones. Mire que no le quiero perder, que me resulta usted un personaje muy pintoresco y decorativo.
Poniéndonos un poco más serios, permítame que le diga que sus amigos nacionalcatólicos (¿se dice así?) no fueron unas hermanitas de la caridad, precisamente. De hecho y muy a mi pesar (espero que al suyo también) la historia reciente de mi país está plagada de auténticas atrocidades perpetradas por ese "ejército de liberación" que en mala hora se dedicó a sembrar de muerte las estepas castellanas, las llanuras catalanas o los montes vascos.
Por el "bando rojo" como dicen ustedes también se cometieron barbaridades. Cómo negarlo. Si lee usted un poco lo que he escrito observará que soy un pacifista convencido y que no creo para nada en la guerra. Pero, ¿sabe cuál es la diferencia? Los asesinos rojos fueron "ajusticiados" y junto a ellos miles y miles de pobres desgraciados cuyo único delito fue el de reclamar el trozo de pan que les correspondía por justicia. Sus muertos fueron enterrados y se les dio la sepultura merecida. Mis muertos (los de los vencidos) no fueron enterrados y ¿sabe por qué? porque ni siquiera sabemos dónde están. Nosotros no queremos venganza, queremos justicia.
Reclame usted misas por Pinochet (le recomiendo que sea un artículo mío -muy malo, eso sí- titulado Justicia) y déjenos a nosotros que busquemos a los cuerpos de los ejecutados por esos angelitos del paso de oca. Espero que en sus oraciones rece por ellos también.
Suyo afectísimo.

flores de alquiler.
Ni cierran, ni cerrarán. En España se nos obligó a taparnos la nariz, a hacer ver que no pasó nada, a permitir que los salvajes del pasado se pasearan impunemente por nuestras instituciones. Supongo que la justicia y el ansia de vivir en paz y en libertad nos obligaron a hacer de tripas corazón, a aguantar las arcadas y a perdonar. Lo hicimos. Les perdonamos: ni uno sólo de los asesinos falangistas pisó la cárcel. Pero hay personas buenas a las que se les arrebató todo, su vida, su dignidad, su buen nombre. La vida no se la podremos restituir pero te aseguro que mientras siga habiendo gente decente, no les olvidaremos y les restituiremos el resto. Si no lo hacemos, ¿qué clase de sociedad dejaremos a nuestros hijos?
Un abrazo, amiga y mucho ánimo.

Acus dijo...

¡Qué rabia da saber que muchas personas que defendían una causa noble, que defendían lo justo, que defendían la libertad por encima de todo, se volvían indefensos ante la "justicia a la fuerza"! Quien tiene el poder, no precisamente tiene el respeto, más bien tiene el temor de la ciudadanía y así no se llega a ninguna parte. ¡Cuántas familias rotas, cuántas Navidades grises, cuántas silenciosas vacaciones, cuántas incómodas noches...! Vale que el ojo por ojo es denigrante..., pero la impotencia de no poder hacer nada..., ¡joder, qué rabia da!
Un abrazo, Tanhäuser.

Gwynette dijo...

Hace muy poco vi algo parecido en televisión y me produjo dolor.. como si fuera algo mio.
Parientes mios desaparecieron en la guerra civil -la quinta del biberón en la Batalla del Ebro- y si se diera el caso que salieran, ya no queda nadie para reconocerlos...

carinyets de carchofa

MORGANA dijo...

Querido amigo, he pasado por el museo "del terror" y no me lo podia creer. El comentario más inteligente que tiene es el de :????????, jejejej, los mios no ha publicado ni uno, libertad de expresión.
Tu contestación en el anterior post lo voy a imprimir, te admiro, por tu educación, tus principios, tu defensa, yo no hubiera respondido asi, le he dejado más comentarios, y claro está que va a seguir sin publicarlos, seré una bruja, mujer y roja, nada menos.
Seguiremos atentos, por lo pronto ayer se me estropeo el pc de mi casa, troll troll troll,
muchos besos pogre y que tengas una semana estupenda.
Estoy preparando un "hechizo" jejejje

Lunaria dijo...

Me has dejado sin palabras para poder escribir. Cuánto dolor.

Tanhäuser dijo...

Aun a sabiendas que contesto demasiado tarde, perdonadme, por favor.

acus.
Sí, es rabia lo que sentimos. Fue por esa rabia por la que escrbí el primer post en este blog. Coincidió con la agonía de Pinochet.
Saludos, amigo. Siempre es un placer tenerte por aquí.

gwynette.
En Catalunya se dieron muchos casos (demasiados). Recuerdo un libro de Ignasi Riera que se titulaba "Los catalanes de Franco" en el que se señalaban tantos y tantos catalanes que fueron colaboracionistas del régimen y a los cuales les tuvimos que perdonar. Lo hecho, hecho está, pero que no nos pidan que olvidemos. Eso jamás.
Las miles de personas ejecutadas sumarísimamente y cuyos cuerpos esperan en cientos de cunetas merecen nuestro recuerdo.
Petonets, carxofeta.

morgana.
Amiga, amiga, amiga. No me gustaría estar en la piel del futuro hechizado. Mira que en esto de la brujería sé que hay mucha palabrería, pero que cuando una bruja de las de verdad (como lo eres tú) se pone a desplegar su talento, que Dios les coja confesados.
Se me olvidó decirte, a raíz de tu comentario en este post, que precisamente la primera cosa que escribí la hice pensando en los sucesos que tu señalaste.
Besos, amiga mía.

lunaria.
Gracias por tu sensibilidad y por tu visita. Que haya personas que se emocionen al pensar en el dolor de los demás es lo que hace tener esperanzas de que este mundo sea mejor.
Muchos besos.

Camilo dijo...

Ya había terminado la guerra y mi abuelo volvió a Madrid a rehacer su vida. Era un iluso y encima católico. Se "pasaron" al interrogarle en la calle Serrano por la denuncia de la típica vecina. Caso sobreseido. La vida le habrá dado su merecido a los asesinos. Es lo que tiene la muerte, es tan inexorable. Gracias por tu relato.

Tanhäuser dijo...

Amigo Camilo, en el País de hoy se publica un artículo espléndido sobre lo que le ocurrió a tantos asesinados como tu abuelo.
Gracias a ti por aportar esa historia real.

Le Mosquito dijo...

FE DE RATAS:

acarició los restos de la frente del esqueleto de aquel buen hombre que un día murió por nada y dio la vida por todos.

No hay nada que pueda mejorarse en esta entrada. Aún tengo la piel de pollo, o de gallina. Da igual la textura de la piel en un corral tan creíble, sensible y generoso.
Sólo me atrevo a anotar una apreciación personal, y según el relato de los hechos. Entiendo que el padre no dio la vida, sino que esta le fue arrebatada por la fe de ratas. Una fe que se ampara en estructuras asquerosas, obsoletas, y que pisotea, una y otra vez, la fe de ratoncillos.
Lloré. Me impactó. Muchas gracias.

Tanhäuser dijo...

Gracias a ti, amigo y discúlpame por contestar tan tarde.
Que no sea en vano, el sacrificio tan grande que ellos hicieron.
Un gran abrazo.

MORGANA dijo...

Y siguen poniendo impedimentos.

brujeria dijo...

Pensar que hechos acaecidos hace tantos años están tan tiernos todavía dentro de los corazónes... Es muy emocionante el reencuentro con la infancia por duros que fueran los recuerdos y, más todavía, el poder abrazar la calavera de su padre antes de morir uno mismo. Hay dolores que nunca se olvidan

 

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