
El otro día leí que a un señor serbio, aquejado de una precupante precocidad eyaculatoria, para curarse no se le ocurrió otra cosa que... ¡violar a un erizo! ¡y sin preservativo ni nada! Qué cosas. Al parecer siguió escrupulosamente, las indicaciones prescritas por su curandero de cabecera.
Hay que ver lo mal que está la Seguridad Social en la ex-Yugoslavia ¿verdad? No sé de qué nos quejamos en España. Aquí, como mucho te ponen en lista de espera y para cuando te toca estás tan mayor, que casi mejor que te resuelvan el problema de cataratas, porque el otro, como que ya no te importa.
En fin, no te rías del pobre señor, hombre, y no me seas mala persona, que si somos rigurosos, no me negarás que el tratamiento es de lo más efectivo. Porque otra cosa no, pero la eyaculación precoz de este buen hombre ha pasado a la historia. De acuerdo, es cierto que desde entonces hace pipí sentado en la taza del váter y que en lugar de un orificio para expulsar el dorado líquido, el tío parece un aspersor, pero eyaculación precoz, lo que se de dice precoz... y lo que se dice eyaculación, ya no tiene.
Es una lástima, eso sí, que el buen serbio éste, haya tenido que descubrir de una forma tan punzante que, de hecho, no padecía esta temida disfunción. No nos engañemos, de precocidad, nada de nada. Lo que realmente le pasaba a este hombre es que iba salido perdido. ¿Que no? Porque vamos a ver, uno va por el bosque tranquilamente, ve un erizo y ¡hala! todo el asunto para arriba y ¡venga alegría! No te digo yo, que a lo mejor, en alguna ocasión, he tenido tentaciones indecentes con una provocativa musaraña o una elegante urraca, ¿pero con un erizo? Con lo poco sexys que son.
Me ha hecho gracia que el pobre erizófilo esté preocupado por la imagen que tendrá, de él, su novia. Hombre, alguien debería decirle que probablemente, la cosa no será igual a partir de ahora. Una cosa es tener un novio con eyaculación precoz y otra muy diferente tenerlo con espinas, como las merluzas.
Esta pobre mujer tendrá que valorar si le compensa la vergüenza que va a pasar junto a este tipo ¿Te imaginas las conversaciones que soportará en la peluquería?
- Pues a mi marido, le encanta que me vista de enfermera, -dirá una.
- Huy, pues el mío se pirra por la lencería de color negro, -dirá otra.
- Pues el mío...- confesará entre sollozos ella, - me obliga a disfrazarme de Espinete...
Ya se ve que la cosa, no irá bien.
Por lo que he podido saber, el erizo se encuentra en perfecto estado de salud. Al menos, sin daños aparentes. De todas formas, yo me pregunto, ¿eso quién lo dice? ¿el médico? ¿No sería mejor que lo examinara un veterinario? ¿o mejor un juez?
Yo tengo la impresión de que bien, lo que se dice bien, no debe estar, porque creo que he hecho lo que no se han dignado a probar todos esos facultativos: ponerme en la piel del pobre animal. Lo de la piel, es una frase hecha, como comprenderás, porque a mi regio porte, las pieles de erizo le sientan fatal. La sisa, que me tira. En fin, a lo que iba, que digo yo, que el pobre animal debe tener un susto del que no se va a recuperar en la vida. Imagínate que vas paseando por el campo y, de repente, un erizo de 30 metros, te coge y enarbola su... tú ya me entiendes... de más de dos metros apuntando directamente a tu zona interglutear. Aunque la ausencia de una intensiva depilación en tan noble parte, provoque el desistir de tan gigantesco erizo, no me negarás que, lo más probable es que se te hayan encogido las hemorroides para siempre.
También me preocupa el curandero. A estas horas debe estar recibiendo llamadas anónimas en su casa tachándolo de zoófilo o cosas así. Pobre hombre. La gente no se da cuenta que este señor no es que tenga maldad. Simplemente se ha equivocado de oficio. Como curandero es un desastre auténtico, pero hay que reconocer que sus dotes de persuasión son inigualables. No sé tú, pero yo, si le digo a mi vecino que le sea infiel a su mujer con un erizo, lo mismo me escupe en un ojo. Sin embargo, el pseudocurandero ése, fíjate. Seguro que las empresas de publicidad se lo están rifando ahora mismo.
Y que el pobre incauto dé gracias, que la cosa podría haber sido mucho peor. Imagínate que en lugar de ser serbio, hubiese sido español. Bufff, menudo choteo el día que regresase a la oficina. Seguro que sus compañeros no cesarían de lanzarle indirectas.
- Cuidado con este asunto, que es muy... espinoso.
- Sólo pensar en el hecho que no me cuadre este balance, se me... eriza la piel.
- ¿Tu lápiz tiene... punta?
- El jefe dice que vayas a su despacho, pero que lo hagas... precozmente.
- ¿Sabes que ha... pinchado la burbuja inmobiliaria?
- No te lo vas a creer, pero me han... clavado dos euros por un café.- Cuidado con este asunto, que es muy... espinoso.
- Sólo pensar en el hecho que no me cuadre este balance, se me... eriza la piel.
- ¿Tu lápiz tiene... punta?
- El jefe dice que vayas a su despacho, pero que lo hagas... precozmente.
- ¿Sabes que ha... pinchado la burbuja inmobiliaria?
Por eso los españoles no le hacen caso a los curanderos cuándo éstos les proponen mantener relaciones con erizos.